Ciudades para ciudadanos

LML
6 min readJun 4, 2022

Semanas atrás Julio Montero nos dejó una provocadora nota en revista Seúl. Dice que en el tiempo que se viene se abre una “ventana contra-hegemónica que Juntos por el Cambio (para mi sigue siendo CAMBIEMOS) debe capitalizar para convertirnos en una democracia inclusiva y madura”. Dice también que el PRO enfrenta la disyuntiva. La de “mantener vivo el impulso transformador y conducir a JxC por el camino de la contra-hegemonía, dejando atrás a los que se aferran a sus bancas y su zona de confort; o puede, por el contrario, convertirse en el gran garante del statu quo: un amplio consenso con lugar para las corporaciones, los kirchneristas arrepentidos y la burguesía nacional de la prebenda”. Si no la leyeron se las recomiendo porque son el tipo de provocaciones que necesitamos para pensar el futuro y porque está buenísima.

Pero me quiero detener en una frase de esa nota que es la que me disparó el interés de escribir hoy. Rescata como uno de los factores del éxito del PRO el cultivo de “una sensibilidad distinta” entre cuyas características destaca su “vecinalismo”.

Si es que Montero se refiere al “vecinalismo” como el origen “municipalista” del PRO, no podría coincidir más con esta afirmación porque fue ese municipalismo el que le permitió transformar una ciudad y la vida de sus ciudadanos y visitantes, resignificar para qué sirve la política, romper esa insatisfacción permanente por la falta de progreso y, al fin y al cabo, usarlo como un muestrario de resultados tangibles para proyectarse a nivel nacional.

Hace un tiempo escribí acá 30 ciudades, una idea basada en un número aleatorio de ciudades existentes en las que CAMBIEMOS podía focalizarse a lo largo y ancho del país para desarrollarlas como nodos de ciudades más pequeñas. Planteaba esta idea como una estrategia de expander federalmente y con agilidad el desarrollo económico y social. Pero la nota de Montero me disparó la idea que las ciudades no eran sólo un vehículo para el desarrollo. Son en realidad el vehículo para la consolidación política de CAMBIEMOS y sus ideas.

Dada la organización política del país, es habitual que el eje de negociaciones y conversaciones giren en torno de las provincias. Eso está bien y es inevitable. No obstante no impide que CAMBIEMOS se focalice tácticamente en las ciudades como centro de su acción política y gestión. ¿Por que?

En el año 2008, por primera vez en la historia, la población mundial urbana superó a la rural. Esa tendencia global llegó para consolidarse. Las ciudades son focos de desarrollo, atraen creatividad y talento. Las personas acuden allí en busca de oportunidades de educación o trabajo, son más eficientes desde el punto de vista económico y ambiental. Las ciudades ofrecen oportunidades de esparcimiento, deporte y cultura de calidad. Las ciudades complejizan la sociedad, las sofistican, crean ciudadanía y ciudadanos más demandantes de calidad de vida. El proceso de la ciudad de Buenos Aires desde su autonomización con la reforma constitucional, pero principalmente en los últimos 15 años es una evidencia.

Esa sociedad progresista, más compleja en sus usos y costumbres es el vehículo de cambio. Es la oportunidad de un nuevo contrato social entre los dirigentes políticos y los ciudadanos. Y es ante todo una oportunidad para aumentar más rápido el número de ciudadanos que demanden el cambio que nosotros, CAMBIEMOS, puede proveer.

Veamos por ejemplo Formosa, una provincia ícono del feudalismo argentino. En las últimas elecciones el peronismo ganó por 17 puntos, 58 a 41 por ciento. Sin embargo en las elecciones municipales de concejales en la ciudad de Formosa capital, el Frente Amplio Formoseño (una coalición que integra Cambiemos) le ganó al Partido Justicialista por dos puntos, 49 a 47 por ciento. Similar situación se vive en la provincia de La Rioja. En la última eleccion nacional el Frente de Todos ganó por 28 puntos, 56 a 28 por ciento. Sin embargo, en la elección a intendente de La Rioja capital fue Inés Brizuela y Doria, de Juntos por La Rioja (CAMBIEMOS), la intendente electa por algo más de dos puntos, 34 a 32 por ciento.

Las ciudades proveen la calidad de vida cotidiana que más afecta a los ciudadanos: la limpieza, los residuos, los parques y paseos, actividades de esparcimiento, la planificación urbana, el tránsito y seguridad vial, el transporte, servicios comunitarios, administración de cementerios, entre otros aspectos. La mejora en la calidad de estos servicios tiene un impacto inmediato en la vida de esas personas. La mejora de la calidad urbana desencadena otros múltiples efectos positivos: convivencia ciudadana, inversiones, atracción turística y prevención de la salud.

Festival de Barriletes en Semaphore, Adelaide (2014)

Muchas ciudades argentinas se gestionan de manera admirable, aún en un contexto de “municipalización de las crisis” como se lo ha denominado hace años. A medida que los estados provinciales o nacional fracasan se sacan de encima los servicios que son su responsabilidad y transfieren a los municipios prestaciones de salud, seguridad, educación sin los correspondientes recursos. Hace algunos años, cuando todavía trabajaba allí, todos los municipios de Argentina recibían el 8% de los recursos disponibles anualmente.

La reforma de la Constitución de la Nación en el año 1994 demanda a las provincias que “aseguren la autonomía de los municipios”. Desconozco otras provincias, pero en el caso de la mía, cuando el gobernador Eduardo Duhálde reformó la Constitución Provincial en 1994 se aseguró su reelección pero impidió que los municipios sean autónomos.

Los municipios no reciben la consideración política equivalente por los servicios que prestan. Son abandonados a alguna dádiva por la que los intendentes muchas veces tienen que peregrinar. En lo personal no tengo una posición tomada sobre la importancia de la autonomía. Pero si este nivel de abandono va a continuar, la autonomía sería por lo menos una herramienta para que los ciudadanos se autoorganicen para brindar los servicios urbanos por los que pagan.

La gobernadora Vidal durante su mandato 2015–19 había limitado la reelección de los intendentes. Quizás haya sido la única reforma política tangible a favor de los ciudadanos. Fue revocada hace meses con el apoyo de intendentes peronistas y de CAMBIEMOS. Fue vergonzoso y demuestra que hay sectores en CAMBIEMOS que a veces impiden la modernización y terminan asociándose a las prácticas de una clase política vencida.

Si quieren ver cómo termina eso. Les traigo el ejemplo de mi ciudad de Azul. En 2015, en plan de “ampliar la Coalición”, CAMBIEMOS decidió aliarse al intendente kirchnerista que acababa de ganar la intendencia y buscaba evitar la intemperie. CAMBIEMOS le dio refugio. Para hacer eso CAMBIEMOS tuvo que pasar por encima de los partidos políticos y dirigentes locales. Terminó proscribiendo dirigentes de participar en elecciones. Azul, que tenía desde 2003 el proyecto Azul Ciudad Cervantina de la Argentina (una iniciativa público-privada de desarrollo local alrededor de la cultura, la educación, el patromonio y el turismo) se entregó a una alianza con un intendente con evidentes dificultades de capacidades lecto-escritoras (por decirlo de una manera amable). A ese intendente le garantizaron dos mandatos y ahora le volvieron a abrir la posibilidad de un tercero que es probable que gane. Esta destrucción de un proyecto local, tuvo también implicancias políticas negativas para CAMBIEMOS cuyos resultados ya se empiezan a ver. La falta de consideración hacia su electorado, derivó en la creación de un partido vecinal formado por ciudadanos sin experiencia en la actividad política. La elección a concejales de 2021 resultó en tres concejales para “CAMBIEMOS kirchnerista”, tres concejales para el peronismo y tres concejales para este debutante partido vecinal. En conclusión destruyeron el capital social existente en la comunidad e impidieron el desarrollo de un CAMBIEMOS genuino y fuerte enraizado en la sociedad.

Festival de Barriletes en Azul durante los Festivales Cervantinos 2010 y 2011 (Gentileza Prensa Festival Cervantino 2010 y 2011).

Los dirigentes de CAMBIEMOS no terminan de valorar la herramienta de transformación política que son las ciudades. Durante los cuatro años de gobierno los “asuntos municipales” no tuvieron una consideración en el nivel de gestión como lo tuvieron otras áreas: seguridad, narcotráfico, transporte, infraestructura y muchas reformas invisibles de la economía y modernización. Las ciudades se beneficiaron por la recepción de alguna obra o de inversiones privadas. Pero se avanzó muy poco en otorgar herramientas de gestión municipal que les permitan a los ciudadanos generar su propio progreso.

Los municipios demandan reformas financieras, de gestión y electorales entre otras. Pero por sobre todo se necesita empezar a valorarlos por la capacidad transformadora que podrían alcanzar si se le devolviera a los ciudadanos el poder y participación para su gestión.

La ciudadanía republicana es el principal capital politico de CAMBIEMOS. Enfrentar a una sociedad hastiada con demandas crecientes es generar una contrarreacción y destrucción del espacio. Es un destructor de confianza y dispersión de esfuerzos.

Autor: Luis Lafosse (@7saltamontes), planificador y gestor urbano en municipios desde hace más de 20 años en Argentina (2002–2014) y Australia (2014–2022).

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