¿“La era dorada de la Argentina”?

LML
29 min readOct 31, 2022

por @MayorBWPayne (reproducido con autorización del autor)

Hace un tiempo había comentado algo sobre unos libros de análisis geopolítico de un escenario futuro en el que a la Argentina… le podía llegar a ir bien. Más que bien. Hasta se usó la frase “La era dorada de la Argentina”. ¿Les parece un texto más detallado? ALERTA: ES LARGO.

Los libros en cuestión son “Disunited Nations” y “The End of the World is Just the Beginning”, escritos por el analista geopolítico Peter Zeihan en 2020 y 2022, respectivamente. Algo comentamos en su momento en un largo hilo sobre geopolítica.

Ambos libros son complementarios. “Disunited Nations” se dedica más a analizar los casos individuales de países en el escenario planteado, mientras que “The End of the World…” apunta más a un análisis sistémico de diversos factores económicos y productivos globales.

Este hilo intentará hacer un resumen de los principales conceptos y aspectos del escenario, sobre todo los que se refieren a la Argentina, pero es imposible hacerle justicia a todo el laburo conceptual que hace. Dicho de otro modo: será un spoiler, pero no cubre ni ahí todo.

Empezamos por un concepto clave: la “Geografía del Éxito”. Básicamente, se refiere a la combinación de factores geográficos ideal para la continuidad, el desarrollo y la prosperidad de un grupo humano dependiendo de la tecnología y estructura productiva de su época.

Por ejemplo, para los cazadores-recolectores, la Geografía del Éxito consiste de zonas con gran variedad climática, de preferencia con colinas o piedemontes: mucha diversidad de cosas comestibles durante todo el año y en todos los climas.

Con la agricultura, la Geografía del Éxito cambió: poca estacionalidad climática, precipitaciones frecuentes, de preferencia en cuencas de grandes ríos (para transporte y uso de energía) resguardadas por desiertos extensos (ej. Antiguo Egipto, Mesopotamia, Valle del Indo).

La invención de los molinos de viento facilitó el desarrollo de la civilización en geografías menos “exitosas”. Ahora con una llanura amplia alcanzaba. Eso sí, a mayor participación, más guerras, así que la Geografía del Éxito exigía fronteras naturales defendibles.

Cuando se volvió posible la navegación en alta mar, se abrió toda una nueva fuente de ingresos por comercio y proyección de poder. La Geografía del Éxito cambió: penínsulas o islas que pudieran dedicarse al mar sin preocuparse por la tierra (Ej. España, Portugal, Inglaterra).

La Revolución Industrial generó nuevas fuentes de energía, abrió la puerta para nuevas tecnologías, promovió transformaciones sociales, generó demanda de capital y alteró la Geografía del Éxito: hidrovías internas para transporte barato, y abundancia de recursos minerales.

El problema es que ya era más difícil que todos estos requisitos se dieran en un único país, así que aquellas potencias con ventaja tecnológica salieron a buscar lo que les faltaba y abrir mercados en el resto del mundo. ¡Hola, era de los grandes sistemas imperiales!

De la mano del desarrollo tecnológico y la competencia imperial tenemos una escalada de guerras cada vez más extensas, prolongadas y destructivas, culminando con la Segunda Guerra Mundial, cuando todos los imperios del mundo se amasijaron hasta la mutua destrucción. Salvo uno.

EEUU era un modelo de Geografía del Éxito industrial. ¿Llanuras fértiles habitables? Si. ¿Hidrovía? Si. ¿Abundancia de recursos? Si. ¿Clima benévolo? Si. ¿Mercado interno formidable? Si. ¿Defensas naturales? A dos océanos, un desierto y una tundra no le gana nadie.

Terminada la II Guerra Mundial, la posición de EEUU era inigualable. Tenía su base industrial intacta, prácticamente no había sufrido bajas civiles, no tenía que reconstruir su territorio, sus FFAA eran las únicas con alcance global y NINGUNA OTRA “GRAN POTENCIA” PODÍA DECIR LO MISMO.

Pero en vez de traducir esas ventajas (sin mencionar su ocupación física de Alemania, Japón e Italia) en un imperialismo clásico que le sería difícil de sostener moral y materialmente, y con la amenaza soviética en el horizonte, EEUU optó por un camino radicalmente distinto.

“Hagamos algo distinto”

EEUU se abocó a construi r una coalición global que enfrentara y contuviera a la URSS, basada en tres pilares respaldados por su poderío económico, militar y político: instituciones económicas globales, comercio libre y seguro, y desmantelamiento de los imperios coloniales.

La pata económica de este esquema eran las instituciones de Bretton Woods: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el GATT (antecesor de la OMC), y la decisión de EEUU de mantener el dólar en el patrón oro (hasta 1971) para sostener el sistema.

La pata comercial estaba dada por un sistema abierto, donde sus miembros pudieran tener acceso libre a los recursos del mundo, con transportes globales baratos y seguros, y con el poderío militar (sobre todo naval) de EEUU como resguardo y garantía de su seguridad.

La pata “imperial” se manifestó cada vez que en la posguerra algún imperio europeo quiso volver al business as usual y se encontró con que EEUU le bajaba el pulgar: Reino Unido y Francia en Suez, Francia en Indochina, los Países Bajos en Indonesia, siguen las firmas…

Este orden internacional permitió fenómenos sin igual en la historia. El desmantelamiento casi pacífico de los imperios. La incorporación de miles de millones de personas a la modernidad. Un desarrollo tecnológico sin precedentes. Mejoras escalofriantes de la calidad de vida.

Línea de tiempo de la historia económica mundial

Sobre todo, permitió transformar a (casi) todo el planeta en un sistema económico integrado donde en vez de pelear por el acceso a recursos, capitales y mercados y cuidar la propia quintita, *todo el mundo* tenía a su alcance los recursos, capitales y mercados de *todo el mundo*.

El orden rompió una lógica histórica: que la supervivencia y características de cada comunidad humana (ciudad, país, etc.) fueran en función de los recursos de su región inmediata. Ahora era posible existir en desacople total con el entorno, abasteciéndose de todo el mundo.

Quizás el mayor símbolo del orden sea Dubai: una megaciudad plantada en un desierto, que necesita importar absolutamente todo (empezando por el agua) para seguir existiendo, porque su entorno inmediato apenas puede bancar aldeas de pescadores.

Este esquema no fue desinteresado, y tenía una necesidad estratégica, pero generó algo inimaginable: un orden global seguro y estable donde todos podían acceder al capital y los recursos para desarrollarse con independencia de la Geografía del Éxito. Fue bueno mientras duró.

Oh bien! Estuvo lindo mientras duró, ¿no es cierto?

Funcionó demasiado bien. La URSS no pudo competir y terminó implotando, y medio por inercia fuimos tirando durante las décadas subsiguientes. Pero ese Orden se está acabando y la Historia volverá al business as usual, con la Geografía del Éxito como tirana.

La triste realidad es que todo este sistema depende de que los Estados Unidos estén plenamente convencidos y decididos a mantenerlo, y que aporte los recursos para hacerlo; porque no hay nadie más que se pueda hacer cargo. Qué decirles, así es la cosa, otra no hay.

No odies al jugador, odiá al juego.

En parte es porque ya no tiene razón de ser. Sólo Papá Bush intentó abrir el debate sobre cómo adaptar y darle un nuevo propósito al Orden tras la caída de la URSS. Clinton, Bebé Bush, Obama, Trump y Biden no hicieron más que continuarlo por inercia e intereses espasmódicos.

En parte es una cuestión de (in)coherencia estratégica. Antes, cuando estaba la amenaza soviética, era fácil coordinar todas las acciones políticas y los recursos. Ahora hay prioridades que compiten (¿comercio? ¿DDHH? ¿seguridad?) que generan acciones y políticas contradictorias.

En parte es porque no se percibe una necesidad estratégica o económica que justifique el Orden. No hay países capaces de representar una amenaza existencial para EEUU, y con la revolución del fracking ya ni siquiera hay necesidad de asegurar suministros del resto del mundo.

En parte es por autosuficiencia. EEUU tiene en su territorio una cantidad ridícula de prácticamente todo lo necesario para sostener una sociedad avanzada y próspera, y si bien no le sirve que los mercados anden inestables, eso no le representa un riesgo existencial intolerable.

En parte porque ya no existe consenso en la dirigencia norteamericana. El anticomunismo alineaba voluntades, pero sin la URSS como amenaza la derecha vuelve a aborrecer al mundo, la izquierda vuelve a repudiar el intervencionismo y el centro vuelve a desentenderse del mundo.

En parte es por recambio generacional. Durante los 20 años posteriores a la caída de la URSS había toda una élite diplomática, militar y estratégica fogueada en la Guerra Fría que podía mantener andando el sistema. Sus sucesores no tienen esa experiencia o ese interés.

En parte es por interés económico. En gran medida el Orden implicó que EEUU bancara procesos económicos y productivos a costa de su propia economía, incluyendo el financiamiento de futuros rivales (UE, China, Japón). Ya no hay apetito para bancar competidores.

En parte es por ganas de equilibrar las contribuciones. No son pocos en EEUU a quienes no les hace ninguna gracia que Europa sostenga sus estados de bienestar o que los países asiáticos desarrollen sus economías porque EEUU les evita tener que financiar su propia defensa al 100%.

Contribuciones a la NATO (porcentaje del PBI)

En parte es por disgustos acumulados. Nunca faltaron los chisporroteos entre EEUU y sus aliados por intereses económicos y estratégicos, o diferencias sobre problemas globales, pero ya no hay ánimo para seguir apretando los dientes y sonreír frente a los “ingratos”.

En parte es por cambios en la configuración militar de EEUU. Las FFAA norteamericanas se orientan más a operaciones abiertas o clandestinas de intervención y proyección de poder a costa de los números (sobre todo de buques) necesarios para vigilar las rutas comerciales.

Total de buques activos 1999–2020

Pero si EEUU se baja, ¿alguien puede hacerse cargo? ¿O todo el resto en concierto? Nope. Nadie tiene los recursos, la capacidad militar, la voluntad política, la posibilidad de hacerse presente en todo el mundo, o la fortaleza económica para sostener el orden global sin EEUU.

No hay nadie fuera de EEUU que tenga fuerzas militares capaces de operar de manera permanente o sostenida por un largo tiempo en cualquier lugar del mundo. Lo mejor que hay son algunas con una cierta capacidad para hacerse presentes con poco y por un ratito.

Gasto militar global por país en 2021

Económicamente tampoco les va a alcanzar… y menos cuando termine de colapsar la estructura demográfica de la mayoría de los principales candidatos. El envejecimiento demográfico significa más gastos, menos consumo, menos producción y menos capital para invertir.

Evolución de edad media en los paìses del G7 contra el promedio mundial

La caída de la natalidad tiene causas claras. Es un resultado inevitable de la urbanización (menos espacio), la tecnificación (la educación se prolonga más en el tiempo) y los costos crecientes de sostener pequeños humanos hasta que se pueden sumar a la fuerza laboral.

Por todas esas razones que mencionamos arriba es que el resultado, argumenta Zeihan, es claro: el Orden global basado en el comercio libre, abierto y seguro tal como lo conocimos en los últimos 70 años tiene los días contados. Y lo que viene no es en absoluto agradable.

A grandes rasgos la cosa es así: en los últimos 70 años (casi todo) el mundo funcionó como un sistema económico y productivo integrado donde cada parte buscaba hacerse más eficiente en la parte que le tocaba del sistema global. Bueno, a ese sistema se le están cayendo las patas.

Sin los fundamentos que permitían sostener al Orden como sistema económico global, lo que Zeihan anticipa que se viene es el “retorno vengativo” de las Geografías del Éxito como factor clave para el éxito o fracaso de una sociedad o entidad política. Y no va a ser lindo.

Se viene una transición brutal de los sistemas económicos que se les ocurra (transportes, finanzas, energía, producción, materiales, alimentos) a medida que se reacomodan a lo bestia para atender necesidades locales o a lo sumo regionales, antes que globales.

No voy a explayarme con lo traumático que será en cada campo, porque Zeihan en eso es inimitable. Baste decir que se le acabó la joda a ciudades, países y regiones enteras que pudieron desarrollarse y prosperar al margen de las posibilidades de su geografía local. Y ya no más.

En esta vuelta a la Historia, aquellos países que puedan intentarán asegurarse todos los recursos que el Orden les facilitaba, y lo harán a la vieja usanza: generando esferas de influencia regional, interviniendo donde necesiten y puedan llegar, incluso bancando la piratería.

Para los que no puedan hacer eso, ni por las buenas ni por las malas, lo que les espera es básicamente caerse de la Historia. Colapso económico, demográfico y político. Desindustrialización. Desurbanización. Desmembramiento. En los peores casos, hasta hambrunas catastróficas.

El mundo que Zeihan anticipa es uno donde el sistema económico global integrado termine colapsando, siendo con suerte reemplazado por bloques regionales de influencia, en muchos casos lograda mediante el bullying de la potencia local dominante.

También será un drama encontrar un modelo económico que ayude a navegar un mundo desglobalizado. Los cuatro que existen hoy (capitalismo, socialdemocracia, fascismo y comunismo) fueron pensados para una dinámica de crecimiento y expansión que está por terminarse y no volver.

El capitalismo y la socialdemocracia la van a pasar mal por la falta de crecimiento sostenido. En el capitalismo porque se ampliará la brecha entre ricos y pobres; en la socialdemocracia porque a todos les irá mal. El resultado es igual en ambos casos: inestabilidad y populismo.

Al fascismo y al comunismo les podría ir bien. Por un tiempito. Manejar todo con puño de hierro rinde en el corto plazo, hasta que la corrupción, la falta de soluciones, la represión violenta y las estimaciones económicas erradas llevan a que todo termine por las malas.

En el desorden, podrían retornar dos viejos modelos económicos: el mercantilismo (producir todo en el país, exportar todo lo posible, importar lo menos posible) y el imperialismo (“vos tenés recursos, yo tengo el garrote, tu argumento es inválido”).

Para intentar adivinar a cuál país le va a ir bien y a cuál no, hay varios factores, pero entre ellos hay cuatro fundamentales:

  1. Territorio nacional viable y defendible
  2. Abastecimiento seguro de comida
  3. Demografía sustentable, y
  4. Una matriz energética estable y accesible.

¿Qué hace que un territorio sea viable? Hidrovías internas para movimiento barato y rápido, llanuras para poblar y explotar a bajo costo, climas templados que faciliten la vida, costas que se presten al comercio marítimo, y fronteras naturales fáciles de defender.

La seguridad alimentaria hace bastante más que prevenir hambrunas: minimiza la inestabilidad interna, potencia la continuidad política, evita que un Estado termine sujeto a la voluntad del que le venda comida, y promueve la salud general de la población, entre otras cosas.

Una demografía sustentable garantiza una economía productiva, mantiene el consumo y genera capital para inversiones. Una demografía envejecida significa costos cada vez más insostenibles, falta de mano de obra, producción que se consume menos, y una política más reaccionaria.

La importancia de una matriz energética estable y accesible no hace falta explicarla. Las fábricas necesitan funcionar, los autos necesitan andar, las casas necesitan iluminación, los celulares necesitan recarga. Todas esas cosas que nos separan de la vida en la Edad Media.

Los países más exitosos serán los que puedan combinar con éxito estos cuatro factores. Los países a los que les vaya meramente bien serán los que sepan y puedan arreglárselas para compensar a bajo costo los ítems donde se quedan cortos. Los demás están para caerse de la Historia.

En este mundo de “desorden” que anticipa Zeihan hay países que estarían casi que condenados a tener éxito o a sobrellevar con cierta tranquilidad el descalabro, y otros que tienen el boleto picado. Lo sorprendente del caso es cuáles califican en cada categoría. Veamos algunos.

El primero de los exitosos es EEUU. Ya hablamos de la geografía bendita que tiene, a la que se suman defensas naturales infranqueables, autoabastecimiento de casi todo lo que necesita, FFAA formidables y una población que está lejos del colapso demográfico.

Pirámide poblacional de EEUU en 2030

El resultado es un país que puede desentenderse del mundo porque nada lo amenaza y ningún descalabro externo puede fundir su economía, que sólo tiene que salir a golpear cuando le interese hacerlo, y que no necesita un imperio; ya lo tiene dentro de sus propias fronteras.

Costaría imaginar a Japón como un país exitoso en el Desorden global: casi no tiene recursos naturales, su geografía es un collar de sandías, todo lo tiene que importar, su población está al borde de la senilidad, y está en un barrio donde todos aún tienen malos recuerdos suyos.

Pirámide poblacional de Japón en 2020

Peeeeero… los japoneses están resguardados en un archipiélago, vieron venir su colapso demográfico y exportaron o automatizaron su sistema productivo, todavía tienen capital para invertir, y sus FFAA pueden resguardar sus suministros y ejercer algo de preeminencia regional.

Francia es un futuro ganador europeo. Se autoabastece de alimentos, es una potencia industrial, tiene fronteras naturales sólidas, su población es joven para el estándar europeo, y mantiene FFAA grandes y activas con una actitud estratégica de depender lo menos posible de otros.

Pirámide poblacional de Francia en 2020

El gran problema de Francia será asimilar a los inmigrantes y sus descendientes, pero salvo eso, ahora que ninguno de sus rivales locales (Alemania, Reino Unido, etc.) puede hacerle sombra, tiene la chance de escalar a la primacía en una región bastante amplia de Europa y África.

Turquía puede ser el patrón del Mediterráneo Oriental: controla las mejores tierras cultivables de Medio Oriente, está en una posición que domina las vías marítimas, tiene una población bastante joven y sus FFAA son grandes y capaces como mínimo a escala regional.

Un poco vuelve a ser lo que fue antes de Colón: la encrucijada del mundo, con quien todos deben entenderse. Lástima que hacia donde quiera avanzar se choca con alguien (Rusia, Irán, la UE, Arabia Saudita…), y que se manda cagadas de inexperto en esto de volver a ser un imperio.

Todo muy lindo con los ganadores, pero ahora pasemos a analizar a quienes les tocaría bailar con la más fea en el mundo que se vendría.

El primero es China. Sí, ya sé, vemos a China como el dragón en ascenso y toda la perinola, pero veamos: tiene una geografía endiablada, está rodeada de potencias hostiles (Rusia, Japón, India), agotó a los pedos sus recursos y su población está *muy* envejecida.

Pirámide poblacional china en 2020

El desafío de ser una potencia *global* en un contexto así es inabarcable, su economía está apalancada a lo bestia y no puede frenar, no puede asegurar sus cadenas de suministros, depende de tendencias globales que están fuera de su control y nadie le va a tirar un salvavidas.

Otro complicado es Rusia. Territorio inmenso, indefendible, imposible de integrar y mayormente inútil. Economía aún primarizada por más industria pesada que tenga. Una demografía espantosa, irrecuperable, que hace agua por todos lados. Y sobre su capacidad militar… ver Ucrania.

Pirámide poblacional rusa en 2020

Sí, Rusia está hinchada de recursos, todavía tiene poderío militar y pocos escrúpulos, y su instinto es expandirse hasta que alguien lo frene. Pero en todas sus fronteras tiene Estados desconfiados o hostiles, no tiene chances o medios de resurgir y está en tiempo de descuento.

A Alemania también le corre sudor por la espalda. No tiene fronteras naturales, sus núcleos funcionales están casi en sus fronteras y carece de recursos e insumos. Tiene una economía eficientísima, pero una población envejecida que cada vez aporta menos y pesa más.

Piramide poblacional alemana en 2020

Alemania necesita del mundo para importar insumos y exportar productos, pero el mundo está por desmoronarse, y su capacidad militar está demasiado castrada para defenderse, ni hablemos de asegurar sus cadenas de suministros. La Unión Europea es un Plan B. Pero no camina.

Brasil es otro perdedor potencial. Sí, no tiene nada que temer en el barrio, su economía es formidable y su población es numerosa. Pero su geografía le hace imposible integrar bien sus zonas productivas, está envejeciendo rápido, y mantener la cohesión interna es un parto.

Al igual que Alemania, la economía de Brasil depende del mundo, en este caso de capitales para sostenerse y de transportes seguros para exportar. Si cesara el sistema globalizado, o desafío mais grande do Mundo va a ser mantener funcionando la economía verdeamarelha.

Al Reino Unido no le irá mal, pero tampoco la tiene fácil. Como archipiélago, está bien resguardado, puede proyectarse al mundo y tiene múltiples opciones para joder a quien quiera. Su economía y capacidad militar siguen siendo respetables, y su población no está tan envejecida.

El problema es el tiro en el pie que se pegó con el Brexit. Básicamente, vive un spoiler del desorden global futuro, y si bien eso le da experiencia y chances de recuperarse pronto, es difícil que avizore otro futuro que no pase por pegarse económica y estratégicamente a EEUU.

Para variar, Medio Oriente tendrá su propia panoplia de quilombos, y un escenario tan complejo que cuesta muchísimo decir quién puede salir ganando. Dependiendo de cómo se lo vea, Irán, Arabia Saudita e Israel (y Turquía por cercanía) tendrían tanto para ganar como para perder.

Irán. Tiene un territorio formidable casi inmune a la invasión y a la ocupación, una población numerosa, FFAA capaces y leales, milenios de experiencia en gestionar un imperio diverso, y logró ganar influencia y posiciones dominantes en toda la región. Bien… pero hasta ahí.

Su territorio le dificulta expandirse, su población es vieja respecto del promedio regional, su material militar tiende a ser obsoleto, su economía es petróleo-dependiente y asfixiada por sanciones, y no tiene cómo sostener a largo plazo sus recientes triunfos regionales.

El gran problema para Irán es Arabia Saudita. A primera vista no debería serlo: poca población, un territorio mayormente inútil, una economía aún más centrada en el petróleo, un sistema político aún más brutal y retrógrado, y FFAA con todos los chiches pero nada de la habilidad.

Lo que sí tiene Arabia Saudita es dinero, capacidad militar y un aparato aceitado de apoyo del terrorismo que puede reorientar a donde quiera, y la voluntad de incinerar la región con tal de joder a los iraníes. Irán tiene que ganar. A Arabia Saudita le basta que Irán pierda.

El panorama de Israel es… peculiar. Militarmente no tiene nada que temer: las FDI son competentes, y los vecinos del barrio son satélites (Jordania), Estados fallidos (Líbano y Siria), aliados de facto (Egipto y Arabia Saudita), o socios de conveniencia (Turquía).

Irán es el mayor cuco, pero se distrae por tener demasiados dedos metidos en demasiados lados, sin mencionar el karma de lidiar con una Arabia Saudita devenida en un Estado pirómano. La única amenaza militar creíble para Israel sería… EEUU.

El motivo son los Territorios. Zeihan es muy pesimista sobre cómo va a evolucionar la situación ahí, y sobre cómo eso va a caer en la visión del mundo de un EEUU más diverso, populista, aislacionista y fragmentado. Mamarrachos como AOC y su banda serán un feature, no un bug.

De todos modos, para que EEUU quiera ir a los bifes contra Israel por argumentos “morales”, primero la relación tiene que decaer de los niveles actuales… hablamos de décadas mínimo. Y la distancia y el creciente desinterés de EEUU por esa región le comprarán seguridad a Israel.

En un Medio Oriente con EEUU desentendido, Irán y Arabia Saudita reventándose e Israel haciendo la suya, Turquía puede tentarse a pisar fuerte… de no ser porque toda esa región no tiene un recuerdo cálido de lo que fue vivir bajo el Imperio Otomano. Para qué joder, ¿no?

Ahora llegamos a la parte que seguramente les interesaba a ustedes (?): ¿En qué corno piensa este muchacho Zeihan para aseverar que a la Argentina (A LA ARGENTINA) le puede ir bien en este carnaval de horrores que anticipa para el futuro? Qué bueno que lo pregunten. Pasen y vean.

Habíamos dicho más arriba que la Geografía del Éxito para la actualidad es algo tan complejo y lleno de requisitos y condiciones que muy pocos países pueden satisfacerla por sí solos en su propio territorio. Uno es EEUU. El otro aprendió en 1978 y 1986 cuánto pesa la Copa del Mundo.

La lectura que deja Zeihan de nuestro país es que tenemos tal dotación de ventajas naturales, económicas, geográficas y demográficas que es como si el Barba nos diera una segunda oportunidad sin fecha de vencimiento e inmune a nuestra estupidez colectiva. Pero vamos en detalle.

A la llanura pampeana la valoramos como fuente de alimentos, pero también es crucial como núcleo poblado y económico de la Argentina, desde donde es relativamente fácil proyectar poder, mantener la unidad del país, y contener intentos separatistas y manotazos en la periferia.

De la importancia como fuente de alimentos (y de divisas) que tiene la Pampa Húmeda no hay que decir mucho, salvo esto: le vamos a deber el ahorrarnos las preguntas de “¿tenemos suficiente comida?” y “¿va a llegar a tiempo la comida?” que preocuparán a demasiados países.

Nuestro clima no sólo es de por sí favorable, sino que por estar tan al sur tenemos inviernos que cada año genocidean insectos y otras plagas lo que ayuda a la salud pública, a la producción agropecuaria y al bolsillo (posta: gastamos menos en fertilizantes y medicamentos).

Tenemos una abundancia casi ridícula de recursos vivos y minerales, tenemos yacimientos de petróleo y gas relativamente cerca de donde se consumen, y hasta estamos en uno de los lugares más óptimos del planeta para aprovechar en grande las energías eólica y solar.

Esta abundancia nos permite satisfacer las necesidades nacionales de materias primas y generar un resto exportable que nos ayude a conseguir lo único de lo que este país carece para pegar el salto: divisas y capitales. Es una obviedad, lo sé, pero nunca está de más remarcarla.

La Hidrovía Paraná-Paraguay-Uruguay es una autopista natural casi sin igual para mover cargas a precios módicos e integrar al núcleo poblado del país en una estructura productiva. Y si hiciéramos navegables otros ríos como el Bermejo, el Negro o el Salado, ni les cuento.

Buenos Aires es un factor a tener en cuenta. Por su ubicación en el centro de la Pampa Húmeda y en la boca de la Hidrovía, la Opulenta casi que está condenada a ser el núcleo político, económico, industrial, comercial, financiero, demográfico, cultural y social de la Argentina.

La Argentina es un boliche muy remoto y Buenos Aires un patovica formidable: acá vienen los que realmente tienen ganas de venir, y es tal el poder que la Opulenta aplica en todos los ámbitos que a la Argentina le sería fácil moldear las inversiones según sus propios intereses.

Hasta tenemos un proceso de industrialización más o menos cumplido. Para el orto, seguramente, pero tenemos infraestructura utilizable, no tenemos que preocuparnos por instalarla desde cero en una era de capitales globales cada vez más escasos y menos accesibles.

Me permitiría agregar que tener una industria boba, sobreprotegida, ineficiente y aislada de todo flujo productivo y comercial global va a servir para algo si esos flujos se cortaran. Es mejor que lo que le espera a países que van a quedarse con muñones de la industria global.

Como sé que alguno va a decir “ah, le das la razón a Perón cuando veía venir la III Guerra Mundial”, respondo: “No, ni ahí. Las taras nacional-fascistas del peronismo nos privaron de 70 años de acumular capitales necesarios para convertir nuestras potencialidades en hechos”.

Hasta en población estamos bien parados. Aún si ya colapsara la natalidad a tasas europeas o japonesas, la sostuvimos tanto tiempo que los dramas demográficos y económicos que Europa y Japón deben enfrentar RAIT NAU recién nos empezarían a joder hacia… 2070 como muy temprano.

Sí, tenemos una población pobre, desnutrida, mal educada y peor socializada. Pero tenemos una población. Hay potencias que se enfrentan al colapso demográfico en los próximos años que ya quisieran tener esos problemas. Los nuestros al menos tienen soluciones posibles.

Todo este tesoro geopolítico viene con fronteras naturales casi inigualables: los Andes al oeste, la Puna y el Chaco al norte, el Atlántico al este. El único sendero viable de invasión terrestre, al NE, da derecho a los esteros del Iberá y queda encerrado en la Mesopotamia.

Los vecinos no son una amenaza existencial. Bolivia, Paraguay y Uruguay son chicos. Chile tiene dientes, pero tenemos a la Cordillera como barrera casi infranqueable. Sólo Brasil calificaría, pero tiene demasiados problemas internos como para dedicarnos demasiada atención.

Si salimos a buscar amenazas fuera del barrio, nos encontramos con otra bendición posicional: al estar literalmente en la punta del continente habitado más remoto del mundo, somos a todos los efectos prácticos inalcanzables para cualquier país… que no sea Estados Unidos.

Esto nos alivia considerablemente el panorama para una era de caos, ya que el riesgo de un manotazo como el que le espera a tantos otros países es ínfimo. A los vecinos no les da, los grandes no llegan. Ventajas suficientes para pensar con calma cómo proporcionarnos seguridad.

Ahora bien, definamos “éxito”. Estamos tan en la lona en todos los aspectos (por culpa 100% nuestra), que aún si hiciéramos las cosas bien pasarían décadas antes de que la Argentina sea globalmente relevante. Ni siquiera podemos pensar en términos estratégicos sin torturarnos.

A lo que podemos aspirar casi por inercia, sin más esfuerzo que hacer que las cosas que ya funcionan lo hagan bien y darle un empujoncito a nuestras ventajas relativas, es a ser el núcleo funcional en torno al cual gravita el Cono Sur, y empezar desde ahí a pensar en grande.

Generar una zona de influencia regional hasta nos saldría barato. Con darle pelota a la Hidrovía (y quizás expandirla con una buena canalización de otros ríos) es posible embolsar a Uruguay y Paraguay, y hacer que la ecuación de transporte del sur de Brasil nos rinda bien.

En cuanto a Chile, una buena inversión en energía solar y eólica en la Patagonia nos permitiría darle una nueva solución (como fue la del gas natural en los ’90) a los problemas energéticos que redundaría en influencia y buena voluntad al otro lado de los Andes.

Aún frente a EEUU tenemos ventajas. Estamos demasiado lejos de todo como para ser una amenaza o un peón, tenemos potencialidades atractivas y convenientes, y de nuevo, CABA es un filtro inmenso que bien aplicado haría que las inversiones se moldeen según nuestra conveniencia.

Ya los veo a muchos tirando la clásica “¿y este muchacho sabe que existe el peronismo?”. Chiques, el capítulo de “Disunited Nations” que habla de la Argentina se titula “La Política de la Autodestrucción” y describe al PJ como un partido demencial que mecha comunismo y fascismo.

Otros van a empezar a entonar las estrofas del tango masoquista de “ah muy lindo pero lo vamos a cagar porque somos argentinos y no hay nadie más pelotudo-corrupto-inútil-atrasado que nosotros”, porque nada como el lamento autocompasivo para eludir responsabilidades. Bueno.

Porque el amigo Zeihan afirma que aún cagándola como venimos cagándola, nuestro perfil demográfico, nuestra abundancia de recursos y nuestra geografía ideal van de por sí, por inercia, a hacer que nos vaya bastante mejor que a casi todos los demás países en esta era de caos.

Sí, tener peronistas es una gadorcha, y nuestra ineficiencia en todo es para llorar, pero apreciemos el hecho de que no vamos a estar ni ahí en la privación de casi todo que le espera a casi todos los países del mundo si el orden internacional actual se derrumba.

Es más, si Zeihan la pega, el resto del planeta está a punto de entrar en una era de disfunción, populismo y conflicto que acá en la Argentina es un martes cualquiera. Nuestra adaptación al caos se convierte en una ventaja comparativa en un mundo que no imagina lo que le espera.

En suma, hay dos caminos para “la era dorada de la Argentina”: o tomamos las decisiones correctas que potencian nuestras ventajas relativas y nos disparamos a la estratósfera de la gloria, o aún cagándola vamos a ser un paraíso comparado con lo que le espera al resto del mundo.

Vamos redondeando. Todo esto es una teoría. Una extrapolación de un análisis tendencial con el que se puede coincidir o al que se puede criticar. Puede que se dé lo que estima Zeihan, puede que no, puede que termine pasando una versión atenuada. No lo sé. Igual, no es el punto.

Lo central que me gustaría que se lleven de esta monstruosidad de texto y de este análisis es que nada de lo que le pasa a la Argentina es porque está maldita, y nada de lo que atraviesa ahora es irremediable. No tenemos ni un puto problema intrínseco, existencial o insoluble.

Y no se trata de huevadas duhaldistas de “estamos condenados al éxito”. La propia Argentina es demostración de que aún con todos los factores más favorables imaginables es posible convertir un paraíso potencial en un chiquero desperdiciado. Vivible, quizás, pero chiquero al fin.

Es más, la impresión que yo me llevé es que esto de vivir para el orto en nuestra nube de pedos sin calentarnos por lo que sucede afuera, es un putísimo LUJO que nos estamos dando porque nos lo permiten una geografía bendita, rica y resguardada que está para cosas tanto mejores.

La clave que quiero dejarles es que los problemas que tenemos no son estructurales (en sentido de la geografía del país) sino que son “apenas” sociales y políticos. Estamos para el orto porque colectivamente elegimos estar para el orto. Nada nos frena más que nosotros mismos.

Qué se yo, ojalá esta visión de afuera sobre un país obsesionado por “qué piensan de nosotros en el mundo” ayude a aclarar un poco las ideas y darnos cuenta de qué tanto mejor podemos estar, vivir y *ser* haciendo un esfuerzo que es risible comparado con el que otros deben hacer.

En suma, y a modo de conclusión: “Argentinos, a las cosas, la puta que los parió”. Nada, la cierro acá. Gracias por la paciencia y ojalá lo hayan disfrutado. Fin.

Link al hilo de Twitter original: https://twitter.com/MayorBWPayne/status/1586434969299259393?s=20&t=Ul2q2LjZhJQnVr1cHYa6bg

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