Mostrame, no me cuentes

LML
9 min readApr 6, 2024

El embanderamiento de un amplio sector de la sociedad detrás del propio ajuste de su economía no es un fenómeno inédito. Todas las licuaciones de ingresos y exacciones a las que los politicos nos han sometido, tuvieron el consenso general de la sociedad. Esta idea en el aire de que ahora el pueblo está dispuesto hacer un esfuerzo a cambio de un beneficio futuro no es nueva.

Si la inflación es el impuesto que pagamos al licuarse nuestros ingresos, cada una de las post-crisis que atravesamos fueron ejemplo de eso. No se desataron guerras civiles, no hubieron rebeliones fiscales. Todas se transitaron mas o menos en paz. Pasado ese cimbronazo la economía se estabiliza por un tiempo. La gente se calma. La Casta Político-Privada toma aire y entonces simula que se transita un período de bonanza sobre el que se sostiene. Para cuando el ciclo ya está por acabarse, y su supervivencia está en riesgo, esa Casta recluta un nuevo personaje que repetirá el ciclo. Es nuestra versión ad hoc de la economía circular. El desafio de Javier Milei es romper ese ciclo y los primeros 100 días de un gobierno en general son humo. A mi me importan más los 1360 restantes.

“¿Entonces qué pasa? Viene la recuperación. Muy fuerte. ¿Recuperación por qué? Porque acá, ¿Dónde estamos, eh?”. Es junio de 2005. Van tres años desde que voló por el aire la Convertibilidad y Tomás Bulat esta dando una conferencia en mi ciudad de Azul, La economía post default. Sigue Tomás mientras apunta a una slide en la pantalla. “Nos caímos tanto que ahora creemos que estamos mucho mejor. Pero en realidad estamos como en 1998. No es que estamos guauu, en un lugar inédito. Por eso lo que se dice. Que ahora viene la economía post default. Se terminó la recuperación. Ahora hay que crecer. Y son dos cosas muy distintas. La economía Argentina está recuperándose, pero ahora tiene que ver si empieza a crecer. Y este es el desafío en el que estamos entrando este año… Estamos igual que en 1998. Este es un país que se pone contento porque está igual que hace siete años. Y cuando comparás el PBI per cápita de hace 30 años, nuestra producción es igual que la de 1974. ¡Igual! Mientras que la de Chile es tres veces más y la de Brasil es dos veces más. Entonces tu problema no solo es de producción, de ingreso. Es que producís poco, no laburás mucho. Ese es tu problema”.

Esto es textual. Tengo la conferencia desgrabada. Es una transcripción medio desordenada pero que capta el espíritu de cómo hablaba Tomás Bulat.

En 2005, con todos los ajustes y esfuerzos hechos, recontra licuados nuestros ingresos, cuando teníamos que empezar a crecer, cuando había que hacer reformas para modernizarnos y comerciar con el mundo, cuando había que demostrar que habíamos madurado y aprendido de los errores, ahí, justo ahí, empezamos a mentir. Toqueteamos los relojes del INDEC para kirchnerear el índice de inflación, el de crecimiento, precios, etcétera. Yo sé que es fácil echarle la culpa a los delincuentes de los Kirchner. Pero nos hicimos todos bien los pelotudos. Como sociedad, digo.

Hoy, abril de 2024, casi 20 años perdidos después de Tomás, estamos esperando que esta licuación de ingresos empiece lo que Guillermo Francella llamó “el goteo”. Recién estamos viendo si empieza la recuperación y ya hay cancheritos exitados con que “el mundo mira a Argentina”, que “Argentina le va a enseñar al mundo” no sé qué cosa. “Que acá no hay conflictos bélicos ni religiosos”. Hay otro sector que dice que “la están pasando mal, pero que por lo menos ahora vale la pena”. ¿Ah si? ¿Y cómo sabés que ahora sí vale la pena?¿Cuál es la evidencia?

Milei es un misterio. Su carrera profesional, asociada a uno de los empresarios más prebendarios, “especialista en mercados regulados”, no me despierta ninguna confianza. Una vez que esa Casta Político-Privada logró sacar de la cancha a Mauricio Macri (y con el peronismo en degradación), ¿por qué no pensar que su empleador, Eduardo Eurnekian, le dijo “pibe, empezá a moverte, hacé tu magia en la TV?” y la Casta lo mandó a hacerse el Llanero Anticasta.

Nunca en Argentina había habido más políticos, empresarios y sindicalistas casta, chorros y coimeros presos y procesados como durante los cuatro años de Macri. Javier Milei tuvo un rol central en el socavamiento de Mauricio Macri.

Alguien pedestre como uno no cuenta con información. En presencia de tráfico de influencias para llevar la opinión pública de un lado para otro no se puede confiar. Hay mucha gente demasiado excitada con este comienzo. Medio raro. Es momento para la observación; para monitorear los sensores que uno tiene plantados por ahí. Qué opina en las redes la gente que uno ve criteriosa. Qué dice uno, qué comentó otro, qué calladito que está aquel, de quién cobra éste, a quién critica. Así, y viendo los hechos concretos uno va mapeando la realidad.

¿Cómo puedo saber si Milei trabaja para mi? Quizás tanto tiempo trabajando para la casta empresaria le permitió conocer el monstruo por dentro y arrepentido nos convoca a enfrentarlo. Es una opción. Todos cometemos boludeces en nuestras vidas. Yo estuve en la fundación del partido de Margarita Stolbizer. Pero bueno, me arrepentí. Milei no. Nunca lo escuché hablar en contra de Eurnekian. Más aún, en algunos de los medios más excitados con el fenómeno Milei se ve, se escucha, se siente la publicidad de Aeropuertos Argentina 2000, una empresa que no sé qué publicidad necesita porque es monopólica. Y es monopólica en el sentido libertario y anarcocapitalista. Lo sé. Eso lo sé porque lo estoy estudiando. Este desafío que nos propone Milei me lo tomé muy en serio. Y casi que me gusta. Bastante me gusta. Nunca me imaginé que aquellas ideas que uno abraza de joven y abandona porque las creía inviables tenían tal corpus teórico. La situación ayuda. Los estados han avanzado tanto en nuestras vidas, dilapidan recursos de una manera, y manifiestan un nivel de ineficiencia que es una buena idea pensar en cómo vamos a reemplazarlos.

Pero volvamos. Un monopolio no es una empresa que brinda un servicio o producto con exclusividad. No, no, no, no. Hay monopolio cuando no existe la posibilidad de que otra empresa brinde ese servicio. Voy a hablar con ejemplos como le gusta a los libertarios: Es como si… en un pueblo hay una sola pizzería. No hay monopolio mientras exista la posibilidad de que alguien pueda abrir otra pizzería. ¡Ahí está! Ese es justo el caso contrario al de Eurnekian que se asegura su monopolio a través extensiones en las concesiones del estado por décadas. Como les dije. Este tema del anarcocapitalismo me lo tomé muy en serio.

A ojo de buen cubero veo lo siguiente. Pareciera ser que a los machetazos se ha logrado una baja significativa del deficit fiscal en tiempo record. Es decir estamos encamindados a equilibrar lo que ingresa versus lo que se gasta. Entre las jactancias del presidente Milei para este logro se cuenta la “eliminación de la obra pública”. Es decir, el gobierno no impulsa ningún proyecto de inversión pública. Como ya lo ha dicho el presidente durante su gestión no va a haber tal cosa como “obra pública”. No podemos saber si será así porque también dijo que se iba a dolarizar la economía el día uno y eso no sucedió. Tampoco el cierre del Banco Central cuyo experimento, como neoanarcocapitalista lo digo, confieso que me había interesado. Tenía honesta curiosidad en saber como se desempeñaba nuestra moneda e indicadores económicos sin la intervención del estado. Algo así jamás hubiera ocurrido en Australia o Irlanda ni en los Estados Unidos. Pero como en Argentina puede pasar cualquier cosa, y la sociedad esta en modo “si nos matamos, nos matamos”, me imaginé que era el lugar ideal para hacer la prueba. Peor que la experiencia del Banco Central no iba a ser. La sociedad hace cualquier pirueta para cuidar el valor de su ingreso a pesar de los esfuerzos del Banco Central por destruirlos.

Pero quiero agarrarme del ejemplo de la “obra pública” para reflexionar que, así planteadas las cosas, la volvemos a chocar. Todos los dispositivos sobre los que alertaba Bulat en 2005 están allí intactos. Este equilibrio de las cuentas se logró bajando el gasto pero manteniendo los mismos ingresos (impuestos). Es decir que para mantener esta situación (estoy simplificando por el bien del argumento) los ciudadanos deben seguir manteniendo este estado actual.

Si es así, si el estado no va a hacer obra pública, tampoco la va a hacer un privado. ¿Por qué? Porque si un privado hace los cálculos para construir una autopista que se va a repagar con el peaje, la inversión jamás ocurrirá. Los costos de hacerla (por impuestos, mano de obra, el “costo argentino”) convertirían el valor del peaje en inviable. A esos costos hay que sumarle el de la financiación que sería carísima por los riesgos que una inversión de esta magnitud implican; obligarían a cubrirse ante las inclemencias políticas que bien conocemos. No es necesario decir qué pasa cuando no hay inversión en infraestructura y no mantenemos la existente. Muertos. Muchos muertos.

No hay un solo dato concreto de la nueva gestión que nos muestre cuál es el camino para tener un estado barato y que al mismo tiempo sea mínimamente eficiente. Hay otro costo altísimo que debemos sumar. El costo que el sector privado paga por el abandono de tareas que son responsabilidad del estado. Un empresario, además de pagar impuestos para pagarle el sueldo a fiscales y jueces, tiene que dedicar tiempo, plata y salud a un Movimiento Empresario Anti Bloqueo. Mantiene la Justicia pero no obtiene ningún servicio de ella.

Llevado este argumento al plano individual, para que la economía de un hogar florezca, una familia debería dejar de pagar la escuela privada y mandar a sus hijos a una escuela pública de la misma calidad. O al revés, dejar de pagar impuestos para sostener la escuela pública y destinarlos a pagar una privada. Lo que no puede hacer una familia es mantener las dos. Similar situación se da en el caso de la seguridad. Si tengo que comprar alarma, reja, cámaras de vigilancia, un vigilante privado en el barrio etcétera, no me cobres la policía (en la que tampoco puedo confiar porque suele estar arreglada con el delincuente). O la salud, o cientos de otros gastos que pagamos dos veces, una para mantener el estado y otra para obtener el servicio. Días atrás ya vi a unos repartidores de delivery que fueron a recuperar una moto robada a la casa del ladrón. Desde el Banco Central que no protege nuestros ingresos, hasta los tribunales que no proveen justicia, el Estado muestra que empieza a ser prescindible.

Esto es lo que no podemos resolver. Porque es difícil y lleva tiempo. Y porque una buena parte de la sociedad necesita que no se resuelva. A Eurnekian, por ejemplo no le convendría. Acá es cuando necesitamos saber de qué lado está Milei: necesitamos una confirmación de que vino a romper el costo de la Casta Político-Privada.

Macri, por ejemplo, nos estaba sacando de la ideologia. Pensaba que Macri era un problema para la casta porque se enfocaba en problemas concretos. Una cosa que empiezo a ver en Milei es que parece querer meternos de nuevo en esa, en el temita de la ideología, la de pelearnos por la ideología pero del lado contrario, la de entretenernos, la del griterio. A la Casta le gusta esa inviabilidad. Detrás de esa distracción, factura negocios a costa de nuestro dinero. Argentina no enfrenta un problema de ideologías. Enfrenta un estado cooptado por mafias que se disfrazan de capitalistas o comunistas según venga la moda para robar. A mi dame metrobuses, plantas potabilizadoras de agua, trámites eficientes. No me chamuyes con Roca. A mi dame Paz y Administración.

Javier Milei todavía debe confirmarnos que su modelo es algo más que recuperación con licuación del ingresos. Tenemos que presionarlo para que nos demuestre que también es desarrollo y que su slogan anticasta es algo más que eso. Nuestra obligación, nuestra mejor manera de ayudarlo es no darle un cheque en blanco y respirarle en la nuca.

Con cada nuevo ciclo post colapso, sea por necesidad de creer, por susto, vaya uno a saber, una gran mayoría confía ciegamente en el nuevo líder. Esas mayorías son las que recién caen en la realidad cuando el sistema ya colapsó. Cuando a uno de ellos le decías hace años “mirá que la fiesta de Cristina va a haber que pagarla eh”. “Naaa” te decían. Y se instalaban el yacuzzi y la pileta climatizada.

En todos estos procesos históricos hay siempre una minoría que funciona como alerta temprana. Hoy es un sector casi residual de la sociedad. Son los elefantes que un día antes del tsunami ya empiezan a subir a la montaña mientras el resto sigue bebiendo jugos de tamarindo en la playa. Sus sensores no son solo económicos. Son sensores que nos empiezan a decir que nos están por cagar de nuevo.

Es aún temprano juzgar. Tiene que salir bien. Pero creo que alertar sobre lo que puede pasar es el mejor camino para evitarlo. Para los que creen que estamos ante un caso diferente a los anteriores, mi opinión es que lo mejor es pensar que no, que es exactamente igual. Y que si queremos que haya resultados diferentes tendremos que hacer cosas diferentes.

Lo que queremos es que Milei termine con la Casta. Existe un consenso de que nuestro problema es la Casta Político-Privada que mantenemos con nuestra plata. Lo lamento, Javier. Durante la campaña fuiste al hueso, implacable. Eso es lo que queremos. Te tocó a vos. Lamentablemente, cada hecho que abra la puerta para pensar que está haciendo retranca puede ponerle fin al romance con ese sector minoritario de la sociedad. El otro sector lo hará cuando ya sea tarde, cuando finalmente vayamos de nuevo al fracaso. Cuando ya la Casta esté reclutando su reemplazante.

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